jueves, 18 de agosto de 2011

Meses atrás

No sabría definirlo. Lo he mirado tantas veces. Lo he contemplado con todos los ojos que tengo. Y cada mirar es distinto, le he buscado algo que me diga que no, y nada he hallado. Es más cada vistazo que he hecho alimenta uno nuevo, me deja con la inquietud de seguir observándolo, esperando cada sensación que me da mirarlo, esperando cada emoción que me da su recuerdo. Mis ojos obsesivos hasta el cansancio lo contemplan con tanto apasionamiento que hasta se convierten en palabra y cada vistazo es una nueva (palabra): la frase del día, el poema que espera nacer, la historia que quiere ser contada. Maldito apasionamiento, me he repetido tantas veces, maldita mirada obsesiva o más bien curiosa (a veces suelo hacer de una minúscula el drama de mi vida). Maldito placer, bendito cuando no lo pienso, maldito cuando lo reflexiono, ¡maldito! Que es patológico me repito, que es normal, la humanidad entera lo dice y las canciones lo comentan. Pero en el silencio mi pensar intenso, somnoliento, me dice que no, que es insano, enfermo falto de razones. Y no sabes, cada trazo de su rostro pareciera que ha sido diseñado pensando en mi, cada medida de piel, cada relieve exacerban ese natural y condenado sentimiento de posesión…es mío, digo. Lo hicieron para mí. Ah! Y sigo esperando la palabra exacta y le agradezco tanto el haberme resucitado, el haberme dicho que aún estoy viva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dudo que alguien tenga algo que decir.